En Liompo, una provincia de la República de Sudáfrica, Marko Lucas es el propietario de una granja de animales en peligro de extinción a los que ofrece como «presas cazables» para los clientes.
Por 200 libras, unos 221 euros (aunque el precio depende del animal y la «disponibilidad», según dice el anuncio de la granja), los cazadores pueden disparar a grandes felinos como tigres o guepardos y mamíferos como elefantes o jirafas.
En declaraciones al diario The Sun, Eduardo Goncalves, de Campaign to Ban Trophy Hunting, dijo: «Imberba Rakia(el nombre de la granja) está criando tigres, leones, rinocerontes… muchos de los cuales podrían ser asesinados por cazadores de trofeos en recintos solo por diversión».
«La cría de grandes felinos en Sudáfrica es una industria en auge. Es un comercio desagradable que explota cruelmente a los animales salvajes desde la cuna hasta la tumba», ha explicado Goncalves. «Los cachorros se separan de sus madres cuando tienen solo unas pocas horas de edad para que pueda quedar embarazada nuevamente lo más rápido posible», concluye el experto.