Los frutos secos son un alimento recurrente para consumir entre horas a modo de ‘picoteo’. Sin embargo, hay muchos mitos en torno a ellos, sobre si es bueno su consumo o, por el contrario, es mejor evitarlo. Durante mucho tiempo se ha mantenido que estos alimentos engordan, que no deben estar incluidos en nuestra dietay que, por tanto, hay que dejar de tomarlos si queremos mantener nuestra línea.
Cualquier fruto seco ingerido con moderación es recomendable para nuestro organismo: «Nueces, almendras, anacardos, pistachos… cualquier fruto seco que no esté procesado nos aporta salud», explica José Antonio Trujillo, médico especialista en nutrición. Lo que hay que evitar, por tanto, son los frutos secos que han sido fritos y que se le añaden grandes cantidades de sales o aquellos a los que se le añaden azúcares o miel, como por ejemplo los garrapiñados.
Aun así, no todos tienen los mismos beneficios. Un estudio concluye que una dieta con grasas insaturadas, como las de las nueces, deriva en una pérdida de peso similar a la que se consigue con una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos. Sin embargo, el estudio va más allá, y demuestra que una dieta rica en nueces deriva en unos efectos positivos para factores de riesgos cardiovasculares.
La investigación fue liderada por la doctora Cheryl Rock, de la Escuela de Medicina de San Diego de la Universidad de California y ha sido publicada en el Journal of the American Heart Association (JAHA). Rock explica como uno de los aspectos más «sorprendentes» el que hecho de que «a pesar de que las nueces tienen alto contenido en grasas y son calóricas, el consumo de la dieta rica en nueces se asoció con el mismo grado de pérdida de peso que el de una dieta baja en grasas».