
El concejal de cultura y fiestas habla de recuperar las tradiciones y pone medalla al
equipo de gobierno por haberlo hecho. Sin embargo, desde 2017 se continuó
celebrando el certamen hasta que llegó la pandemia, aún habiéndose desvinculado
nuestro ayuntamiento de ello. No se había perdido ninguna tradición, ya teníamos una
asociación que había cogido las riendas y se encargaba de ello.
Se nos presenta un certamen en el que se puntúan los conocimientos, aptitudes y
peculiaridades de las personas.
Sin embargo, ser nosotras mismas debería ser nuestra
mayor cualidad como personas. No podemos permitir una tradición que nos excluye y
nos divide. Aboguemos por ser las reinas de nuestras vidas y no permitir ser elegidas
bajo el nombre de una tradición desfasada totalmente discordante al mundo en el que
vivimos. La igualdad no excluye. La igualdad no elige a unas personas por encima de
otras. Todas iguales, todas distintas, todas unidas. No promovamos el ser elegidas por
peculiaridades que te obligan a representar un mundo que se resiste a cambiar. Algo
tradicional o lo de siempre, no debe ser sinónimo de algo correcto. Las tradiciones
pueden renovarse y el mundo debe aprender de ellas y ser un lugar más generoso por
cada nueva generación incorporada. Aquella persona que no aprende de sus errores,
estará eternamente condenada a volver a cometerlos.
Dice además el concejal de cultura y fiestas que “se fomenta la igualdad, dando lugar a
la participación tanto a la parte femenina como a la masculina”. Un equipo de gobierno
que se jacta de defender y apoyar los derechos del colectivo LGTBIQ+ y se olvida de
cualquier perspectiva de género para celebrar un certamen en su nombre donde solo
parece tengan cabida personas cisgénero sin perspectiva trans o de diversidad funcional
entre otras, perpetuando los estereotipos.
Publica la alcaldesa en sus redes sociales que “nuestro pueblo es un lugar abierto donde
cabemos todas y todos”. Sin embargo, en el número 12 de las bases del certamen de
damas y caballeros se refiere a que los hombres deben vestir con traje de chaqueta y
las mujeres con vestido.
Cómo si en nuestro pueblo, cuna de la libertad, no hubieran reyes con vestidos y reinas
con chaquetas. Cómo si en nuestro pueblo ellos no pudieran llevar tacones y ellas
pantalones. Cómo si en nuestro pueblo, se les dijera a las personas cómo tienen que
vestirse por pertenecer a un género u otro.
Ese no es nuestro pueblo. Y una fiesta, a la que no estamos invitadas todas, no es
nuestra fiesta.










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