El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado un giro a la postura del Ejecutivo en el conflicto del Sáhara Occidental al trasmitir en una carta al rey Mohamed VI el apoyo de España a Marruecos en su propuesta para resolver el conflicto, en la que el país africano otorga competencias limitadas al territorio supeditadas en último termino a la voluntad de Rabat. Este nuevo posicionamiento español contrasta con el que presentó Sánchez en su programa electoral para las elecciones generales de 2019, cuando prometía respetar «el principio de autodeterminación del pueblo saharaui».
Entonces, el PSOE buscaba encontrar una fórmula con la que poner fin a la cuestión siempre sujeta al «cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas», que velan por salvaguardar el derecho de la población de decidir sobre su futuro, todo lo contrario a lo que propone Rabat en su plan, presentado a la ONU en 2007, bajo el que el Sáhara administraría las materias de economía o desarrollo social pero con el criterio marroquí, que se reserva el derecho de decisión sobre otras como defensa o religión, así como en la elección de su bandera o su moneda.
Para alcanzar su objetivo, «trabajaremos para alcanzar una solución del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui, así como para fomentar la supervisión de los derechos humanos en la región», se desprende del texto, en el que también menciona el papel de Mauritania y Argelia, «socios claves de España», como intermediarios en las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario.