El Gobierno vuelve a la carga con el Salario Mínimo Interprofesional apenas un año después de su última subida. Según ha anunciado este miércoles el secretario de estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, se planea instaurar un SMI de 1.000 euros antes de que acabe el año. El decreto-ley que lo regularía entraría en vigor el 1 de enero de 2021, previa negociación con los sindicatos y la patronal.
Ahora mismo, el Salario Mínimo está en 950 euros al mes en 14 pagas. Subió un 5,5% este año y llegó a incrementarse hasta un 22,3% en 2019, ya que entonces pasó de 736 a 900 euros. Los sindicatos están a favor de que el SMI siga creciendo, pero no así los empresarios: incrementar los costes para las empresas en plena pandemia no sería, en absoluto, de su agrado.
“Estamos totalmente en contra”, ha considerado el presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta. Sectores como “el textil y el agrícola” ya sufrieron sobremanera cuando el SMI ascendió hasta los 900 euros, a la par que “muchísimas empresas”. “Hay muchos países que funcionan sin SMI, por ejemplo Italia. No es necesario, y subirlo, subirlo y subirlo es dañar a muchas empresas”, ha considerado también De Zulueta.
Si a esto se le añade el “error de manual” de subir los impuestos (en palabras de los empresarios), tenemos lo que parece ser un descontento considerable entre la patronal con la noticia. No es el mejor momento para conocerla, según su posición: el paro acaba de aumentar en 49.558 personas en octubre y hay un 20,4% más de desempleados que hace un año. Esto hace un total de 650.000 personas más sin trabajo en España con respecto a octubre de 2019.
Aunque la CEOE no se ha manifestado sobre este asunto ahora mismo, sí hay unas declaraciones reveladoras de su presidente, Antonio Garamendi, a finales de noviembre. “En los últimos cuatro años, el salario mínimo ha subido el 45%, creo que ese es un dato que hay que tener presente. En estos momentos, el salario mínimo afecta posiblemente a esos sectores que calificaba de más vulnerables: agricultura, hostelería, comercio… Son sectores que están destrozados. Y a la vez, este año la inflación va a ser negativa, de casi un –1%, lo que significa que esos salarios van a tener mayor capacidad adquisitiva. Por tanto, nos parece que no es el momento de hablar de subidas”, comentó en una entrevista para La Vanguardia.
Unos beneficios empresariales que son hasta un 71% menores según el Banco de España también refuerzan la postura de la patronal. Además del hecho de que el tejido productivo español ha registrado pérdidas por primera vez desde 2002.
Por otro lado, la postura alcista que defienden los sindicatos con respecto al SMI se basa en lo que ha ocurrido en los últimos 20 años: un crecimiento prácticamente ininterrumpido de la variable. Desde los 425 euros del año 2000, hemos tenido 433 (2001), 442 (2002), 451 (2003), 461 (2004), 513 (2005), 541 (2006), 571 (2007), 600 (2008), 624 (2009), 633 (2010), 641 (2011 y 2012), 645 (2013 y 2014), 649 (2015), 655 (2016), 708 (2017), 736 (2018), 900 (2019) y 950 (2020).
En el caso de que el Gobierno llegue a un acuerdo con los agentes sociales, se intentaría aprobar el decreto para volver a subir el SMI en el último Consejo de Ministros del año. Por tanto, esa subida podría quedar certificada, quizá, el próximo 29 de diciembre.
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