Antonio Escobar nace en 1918 en el seno de una familia que tenia a la música por vocación. De hecho su bisabuelo Cristóbal fue profesor de fagot. Igualmente su abuelo era asiduo instrumentista de contrabajo, así como su tío Eduardo Escobar, que llegó a dirigir la Sociedad de Concierto y el Conservatorio de Madrid.
A la edad de dieciséis años, en 1930, Antonio consigue hacerse con una plaza en la por entonces recién creada Banda Municipal de Música de nuestra ciudad, que estaba dirigida por su tío Eduardo, con el que comenzó a perfeccionar su vocación musical. Veinte años más tarde, con treinta y seis años recibe su primer premio como músico, siendo reconocido por la Academia de Bellas Artes de la localidad gaditana del Puerto de Santa María, gracias a la composición del pasodoble “Feria del Puerto”. A partir de entonces se producen situaciones convulsas en la trayectoria musical de Antonio. En 1958 retorna sus estudios en el conservatorio, esta vez en el de Sevilla. Allí cursa segundo, tercero y cuarto de armonía, contrapunto y fuga bajo las órdenes del también reconocido músico Manuel Castillo. Tras su paso fugaz por Sevilla, decide retomar los estudios en su ciudad natal, pero de forma independiente.
Algunas de las marchas que podemos contrastar son las que comienza a componer en la década de los sesenta. Anteriormente ya compuso algunas obras para María Auxiliadora y la Virgen de Servitas. En 1961 compone “Jesús Caído”, dedicada a la corporación del Martes Santo gaditano. Tres años más tarde, en 1964, y a instancias del por entonces mayordomo de la Palma, Angel Gutiérrez de la Mora, compone “María Santísima de las Penas”, dedicada a la titular dolorosa del barrio de la Viña. Se trata de una composición lo más genuina posible, donde sin lugar a dudas se refleja los compases flamencos del barrio, al introducir en el tema central de la marcha el sonido musical de unas alegrías. Fue estrenada en las Bodas de Oro de la cofradía por la Banda de Infantería de Marina de Madrid, dirigida entonces por Beigbeder.
En 1968 realiza “María Santísima del Buen Fin” dedicada a la cotitular de la hermandad de la Sentencia. En 1970, basándose en un canto gregoriano compone “María Santísima de los Desamparados” siendo la segunda composición dedicada a la corporación de Jesús Caído. En 1980 dedica a la Virgen de la Soledad de la Cofradía de la Vera-Cruz la marcha “Soledad”. En 1982 compone “Himno a María Santísima del Patrocinio” con letra de Adela Medina, “Gitanilla del Carmelo”. En 1984 compone “María Santísima de la Luz” para la cofradía del Miércoles Santo gaditano Luz y Aguas. Precisamente ese mismo año la Banda Municipal de Rota le nombró Profesor Honorario. En 1986 compone “Jesús de la Paz” para el titular de la cofradía de la Borriquita. En 1988 compone “Cruz-Vera”, dedicada a la corporación del Lunes Santo. Antonio Escobar finalizaría la década de los ochenta con una nueva composición, esta de carácter inédito, dedicada a la titular dolorosa de la corporación de Columna, “Virgen de las Lágrimas”. Con dicha marcha se cierra un periodo de creaciones en las que Escobar había acumulado en casi veinte años de producción más de una decena de composiciones musicales para la Semana Santa gaditana.
Tras cinco años desde su ultima composición, y en los que siguió perfeccionando sus estudios musicales compone en 1995 «La Santa Vera-Cruz», con motivo del L Aniversario de la hechura de la Virgen de la Soledad de la Cofradía de la Vera-Cruz de Cádiz. Un año más tarde vincula su creación musical a la cofradía del Perdón, componiendo en 1996 “Cristo del Perdón” y “María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos”. Sigue su producción y en 1997 compone “Humildad y Paciencia” para la corporación gaditana del Domingo de Ramos. El dato curioso de la trayectoria del Maestro, es que esta última composición musical fue la única por la que Escobar obtuvo remuneración económica. Antonio Escobar, también fue un compositor que tuvo una especial dedicación a las grandes olvidadas, las hermandades de gloria de nuestra ciudad. Consta la creación de obras dedicadas a la Patrona de Cádiz la Virgen del Rosario, así como para la Virgen de los Desamparados de la Castrense, y hasta compuso un himno dedicado a la Virgen del Carmen.








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