El concejal de Memoria Democrática, Martín Vila, ha anunciado que el próximo jueves, 13 de febrero, se hará entrega de los restos exhumados del represaliado Alfonso López Quera a sus familiares más directos después de que haya llegado la confirmación oficial del ADN y su correcta identificación. Se trata del primer vecino de Cádiz represaliado que es localizado, exhumado, identificado genéticamente y que va a ser entregado a su familia.
Martín Vila ha destacado que la localización y exhumación de Alfonso López Quera, partió de la petición expresa de sus dos hijos que residen en Cádiz. «El acto que estamos preparando será un acto de verdad, justicia y como no de reparación, ya que 84 años después, sus hijos y familia han conseguido localizar y podrán por fin darle digna sepultura».
Alfonso López Quera es una de las 65 personas identificadas como víctimas del franquismo y que se encuentran enterradas en sepultura de suelo (o media sepulturas) repartidas por diversos patios del cementerio de San José, en base a un informe que la Delegación de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Cádiz presentó a Cemabasa.
En base a este estudio, se consideró exhumables 18 cuerpos que se habían mantenido sin ser intervenidos. Con posterioridad, cuando se iban a iniciar los trabajos, los historiadores Santiago Moreno Tello y José Luis Gutiérrez Molina realizaron un nuevo informe por el que se rebajó el número de exhumables, ya que se percataron de que se había incluido dos fallecidos que no eran represaliados y de otro existían dudas. En consecuencia, quedaban 15 cuerpos a exhumar, además del marinero Dionisio Arechavala, cuya exhumación había sido pedida directamente por la familia.
Con estos estudios, el 18 de enero de 2016 comenzaron los trabajos que se prolongaron hasta junio de ese año, obteniendo un resultado positivo parcial, ya que en algunos casos las sepulturas habían sido intervenidas, por lo que han sido 10 los individuos localizados con señales de muerte violenta. Además, en abril de 2017 se realizó la exhumación de Dionisio Arechavala, cuyos restos fueron compatibles con el ADN tomado a una familiar y están entregados a sus descendientes.
Unos meses después, durante el otoño de 2017, se iniciaron los trabajos de exhumación de los féretros de los bebés reclamados por la asociación Bebés Robados. Fue en el transcurso de esos trabajos cuando, durante la intervención en la sepultura 28, fila 2 de la línea de San Mateo del patio 3, los arqueólogos decidieron limpiar toda la sepultura, encontrando, en lo profundo, los restos de dos represaliados que supuestamente habían sido levantados en intervenciones anteriores.
En consecuencia, se revisaron los represaliados descartados como exhumables en el primer informe. En especial los situados en los lugares más profundos, del 1 al 3, por si lo ocurrido en esa sepultura pudiera haberse repetido en otros casos. Y revisados los informes anteriores se contabilizan 42 casos, contando los dos exhumados y dos dudosos de ser represaliados. Uno de ellos es el de Alfonso López Quera del que ya se ha recibido la coincidencia en el ADN de sus familiares desde el centro especializado de la Universidad de Granada.
En el proceso de exhumación de los restos que comenzó en marzo de 2019, han intervenido el arqueólogo municipal, un operario de Cemabasa y dos voluntarios de la Plataforma de Memoria Histórica de la ciudad.
Alfonso López Quera era un practicante nacido en Salamanca en 1896. Estudió en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su titulación en 1917. Trabajó en Huelva y llegó a Cádiz en 1925. Al año siguiente ingresó en la logia Fermín Salvochea con el nombre simbólico de Nicola, posiblemente en referencia al origen latino del término que significa «Victoria del pueblo» o al nombre del anarquista italo-norteamericano Nicola Sacco, ejecutado en 1927 entre grandes protestas internacionales.
Se casó en septiembre de 1925 con Concepción Lluch Acevedo con la que tuvo dos hijos: Miguel, nacido en 1928, y Concepción, nacida en 1936.
Durante los años republicanos perteneció a la logia Luis Maroldo, integrada en la Gran Logia Española, al igual que la de Fermín Salvochea, de la que fue orador y maestro. Perteneció a la directiva del Colegio Oficial de Practicantes en el que había ingresado en 1930. En 1933 fue contador y en 1935, tesorero. En febrero de 1936 comenzó a trabajar como practicante en la Beneficencia Municipal.
Tras el golpe de Estado fue suspendido de empleo y sueldo el 29 de julio y cesado el 5 de agosto. Según la documentación conservada, fue detenido por orden de las autoridades militares sublevadas el 28 de agosto de 1936 por considerarlo izquierdista. Ingresado al día siguiente en la cárcel provincial, fue sacado el día 30 y asesinado en un lugar que se ignora. Su cadáver fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la ciudad en el Patio 3º, línea San Mateo, fila 2, tumba 9, lugar 2º.
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