El Piripi es un delincuente habitual muy conocido por la Policía. Cuando decimos conocido nos referimos a que lo tienen fichado hasta por sus andares. Fueron a por él y lo pillaron. Sin embargo, la autoridad judicial lo puso en libertad posteriormente y El Piripi, que tiene pasión por los bares, decidió la pasada noche dar otro palo. Esta vez, junto a una amiga, La Aroa, fueron un paso más allá y protagonizaron una persecución que acabó con daños en el mobiliario urbano y hasta en alguno de los coches patrullas que les persiguieron desde la plaza de San José, donde reventaron el bar El Camarote, hasta la zona del Paseo Marítimo.
Los hechos ocurrieron la pasada madrugada, cuando tras una llamada vecinal alertando de que estaban robando en un establecimiento la Policía se personó y comprobó que no había señales de violencia. Eso escamó a los agentes, así que continuaron patrullando y poco después llegó otra llamada avisando que se estaba produciendo un robo en un bar situado en la esquina de la calle María Auxiliadora con Descalzos. Como estaban relativamente cerca los patrulleros salieron lanzados y allí encontraron al Piripi y su compañera de aventuras en plena faena, cargando con la caja registradora, con una palanca y en una moto robada.
Fue en ese momento cuando se inició una persecución peligrosa en la que el Piripi, literalmente, la lía, conduciendo a toda velocidad en dirección contraria, saltándose semáforos y dirigiéndose hacia la zona del Paseo Marítimo. Allí otra patrullera consigue bloquearle el paso y detener a la chica, que no opuso resistencia. No ocurrió lo mismo con el Piripi, que sí que intentó zafarse por todos los medios de los agentes sin ahorrar energías.
El caso ha sido trasladado al Grupo de Delincuencia Urbana y está previsto que hoy pase a disposición judicial y se determine si los hechos ocurridos en esta ocasión sí que merecen una temporadita a la sombra.
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