Cortar cebolla hace que nuestros ojos lloren involuntariamente, lágrimas que salen solas, recorren nuestras mejillas sin querer.
En ocasiones tienes la sensación de que estas dejando marchar un tren en el que debías de ir montada, esa extraña idea de perder algo, a veces las cosas no se pierden, simplemente se demoran para ser mejores aún en un futuro cuando volvamos a reencontrarlas. Es el caso de esta receta, habrá quien llore al cortar la cebolla y quien desee comer el plato al estar terminado perdiendo la paciencia cuando realmente está mucho más bueno reposado de un día para otro, donde el atún tomará totalmente todos los sabores. La cocina es hacer bocados de amor comestibles y la paciencia la madre de la ciencia como bien dice el refrán.
Ingredientes:
- 800 gr de atún cortado en tacos
- 2 cebollas grandes
- 1 vaso de vino blanco
- 8 cucharadas soperas de aceite de AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)
- Sal al gusto
- 2 cucharadas soperas de orégano
- 1 cucharada de café de pimentón dulce
Elaboración:
Pelar y cortar las dos cebollas en juliana (en tiras), en una olla no muy alta pondremos el aceite a calentar a fuego muy lento, echaremos la cebolla y el orégano y dejaremos pochar durante unos doce minutos procurando que no se nos pegue.
Pasado este tiempo echaremos los tacos de atún, el pimentón y los sellaremos subiendo un poco el fuego en la misma olla durante unos tres minutos, seguidamente verteremos el vino y añadiremos sal al gusto, dejaremos hervir unos veinticinco minutos. Hay a quien le gusta con más caldito, yo suelo añadir una vez que se ha evaporado el alcohol del vino un buen chorreón de caldo de pollo o en su defecto agua y dejamos hervir durante veinte minutos.
Sugerencia:
Servir con unas buenas patatas fritas o en su defecto arroz hervido. Está mucho más rico si dejamos reposar de un día para otro.
FLOUSSY (MAR RACERO)