Nuevo artículo de Javier Taboas.
Si tienes hijos, recuerda que las experiencias que tengan durante su infancia influirán decisivamente en la formación de su carácter. Además, si les enseñas a adoptar unos hábitos saludables, les ayudarás a su bienestar emocional.
Hay que pensar que no podemos exigir a los niños que se comporten como un adulto y ellos tienen una magia que nosotros lo perdimos. Es magia se llama… Imaginación… e Infancia…
En los últimos tiempos, hay contenidos de los medios de comunicación se encuentran orientados a programas violentos, sexuales, que fomentan el éxito en función del poder adquisitivo/económico, la competitividad, etc.
A lo que se debe añadir la cantidad de tiempo que los menores pasan delante del televisor, Internet, redes sociales, videojuegos, etc., solos y sin la supervisión de un adulto que pueda instruirles para un uso adecuado de los mismos.
El cambio en el estilo y ritmo de vida personal. Paralelo al avance de las tecnologías, el ritmo de vida se ha acelerado de tal forma que se ha interiorizado un funcionamiento de “cronómetro” en el cual el individuo debe realizar cuantas más actividades y tareas a lo largo del día.
Existe un concepto llamado “niño agenda” propuesto por el mismo autor que se utiliza para designar a los niños que combinan la asistencia a la escuela con una lista interminable de actividades extra-escolares y obligaciones.
Ya no hablemos de la dejación del rol de algunos padres/madres, por la cual se confunde la muestra de afecto o amor mediante regalos y recompensas materiales combinado con permisividad ilimitada con el papel educativo que teóricamente se les atribuiría a los progenitores (ofrecimiento de tiempo, dedicación, diálogo, escucha activa, apoyo, compartición de experiencias, establecimiento de normas, pautas y límites, enseñanza de valores, etc.).
El deseo de alcanzar el mayor bienestar para los niños es algo que se da por hecho, sin embargo, la definición de lo que supone actuar «en su superior interés» queda al arbitrio de la interpretación adulta y está influida por las convenciones sociales que determinan el lugar y el papel adecuado para los niños en la sociedad.
El bienestar en la infancia debe ser más que una ilusión lejana, o una concesión graciosa de los adultos, puesto que constituye un derecho de los niños como seres humanos.
Disfrutar de vuestros hijos en una infancia que se va en un abrir y cerrar de ojos. Porque ellos sin darte cuenta, te harán mayores y te darán una experiencia bonita, única y que enamora.