La huelga general que durante estos días vive Hong Kong ha conseguido este lunes llegar a paralizar por momentos algunas infraestructuras claves de la ciudad, así como provocar una perceptible bajada en la bolsa de la antigua colonia británica. Más de 200 vuelos han tenido que ser cancelados; numerosas líneas de metro no han podido prestar servicio en hora punta y el tráfico se ha bloqueado en algunas partes de la ciudad.
Esta situación, insólita en la historia reciente de Hong Kong, ha puesto en jaque al gobierno local, cuya máxima dirigente, Carrie Lam, ha advertido de que las protestas constituyen «un desafío a la soberanía china» y podrían conducir a la ciudad a «una situación extremadamente peligrosa», ya que pone en peligro la soberanía hongkonesa y el principio de «un país, dos sistemas», en virtud del cual el territorio goza de una autonomía mucho mayor que la de cualquier otra parte de China.