El Liverpool ya es el nuevo rey de Europa. Tras caer en la final de 2018 ante el Real Madrid, los ‘reds’ ya tienen en sus vitrinas su sexta Champions después de derrotar al Tottenham por 0-2 en el Metropolitano. Con lo justo eso sí, pero lo justo fue más que suficiente para batir a unos ‘spurs’ que tardaron en animarse en ataque y que pecaron de timidez.
Y a los pocos segundos se decantó el envite para el Liverpool. Para un Liverpool que anotó, gracias a Salah, uno de los goles más rápidos en una final de la más alta competición de Europa a nivel de clubes. El tanto llegó de penalti, uno más que dudoso por manos de Sissoko en el que el VAR tuvo la última palabra. El egipcio puso a los suyos en ventaja, y mandó al traste toda planificación de Pochettino para llevar la primera a la entidad londinense.
Era su primera final, y nada más empezar ya se llevaron uno. Con Kane entre algodones enfrentándose a un ‘monstruo’ como Van Dijk, el Liverpool apenas sufrió en un primer acto en el que el ritmo fue el que ellos quisieron. Con el 0-1, la lentitud se apoderó de un cuero que se movía lo justo y con poca claridad. Lloris, eso sí, mantuvo en pie al Tottenham de cara al segundo tiempo sobre todo con una intervención brillante a un misil de Robertson.
Les vino bien el descanso a los de Pochettino. Se quitaron la pesadez del gol en el minuto 2 y empezaron a alzar sus alas… y también a dejar huecos en la zona defensiva. Pudo marcar Salah, y también estuvieron cerca de hacerlo Mané y Henderson. Sin embargo, los ‘spurs’ estaban mejor, aunque las piernas empezaban a fallar.
Todos estaban exigidos realmente. Rose y Trippier lo sufrieron en sus carnes, y Sissoko no pudo continuar en un césped en el que Son empezaba a crear peligro entre líneas. El coreano se movió fácil y grácil por la zona de medios de la defensa ‘red’, y puso a prueba en un par de ocasiones al arquero de los de Jurgen Klopp. Y Lucas Moura puso la chispa. El héroe de Amsterdam dio electricidad a los de Londres.
Pero el ADN de campeón lo tiene el Liverpool. Los ‘reds’, cuando peor parecían estar y Alisson bien podía ser el protagonista, finiquitaron el partido. Fue Origi, el que dio la puntilla al Barça en semifinales, el encargado de poner la tranquilidad… o más bien de poner todo lo contrario. Porque ya se sabían campeones. Porque, a falta de cinco minutos más el descuento, los de Klopp eran los reyes de Europa.
Ya lo son. Lo son con justicia, a pesar de las intentonas londinenses de acortar distancias con un Son y un Kane que lo intentaron de todas las formas posibles. Pero Alisson costó lo que costó por algo, y la grandeza del Liverpool la tienen todos los equipos. Seis Champions, que se dice pronto, tienen los ‘reds’. La última, este 2019 sobre el césped del Wanda Metropolitano.
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