Joaquín Cortés y Mónica Moreno eran padres el pasado sábado del pequeño Romeo y, tan solo dos días después de que llegara al mundo, la mamá y el niño recibían el alta y a su salida del hospital, la pareja presentaba al bebé ante los medios.
Tanto el bailarín como su mujer se han mostrado muy felices y emocionados ante las cámaras que se agolpaban a la entrada del hospital, la pareja se ha detenido durante un largo rato con la prensa y han querido «dar las gracias al hospital que se han portado muy bien todos, maravillosamente con nosotros, sobre todo con el niño» y continuaba: «Todo el mundo le está dando mucho cariño y mucho amor que es lo que necesita ahora el bebé».
Un parto de 14 horas
La pareja deseaba que el parto fuera natural y tuvo que esperar 14 horas largas horas para poder ver la cara de su bebé, como reconocía la madre: «Fui para cesárea, pero al final conseguimos que fuera natural así que súper bien». «Ha venido muy sano que es lo importante y la verdad que parece un muñeco, no porque sea nuestro, pero parece un muñequito. Está para comérselo», decía Joaquín, a quién se le caía la baba al hablar de su hijo y que se ha dado cuenta, en pocos díaS, de la aventura a la que se enfrenta, «no para, es hiperactivo pero muy bueno. No para de moverse».
A pesar de la larga espera, la pareja contaba que el parto fue especialmente mágico pues, como relataba un Joaquín muy emocionado, vivió en primera fila el nacimiento de su bebé: «Yo corté el cordón umbilical, le vi salir y estaba en shock. No sabía ni hablar, era como «¿esto qué es?» era increíble». Además, el bailaor cuenta cariñosamente que su hijo ya es un príncipe gitano: «Se llama Romeo Cortés Moreno y como le estaba diciendo de cachondeo: ‘Es su primer posado oficial’. El niño ya es como el príncipe gitano».
«Nos va a cambiar la vida pero tenemos muchísimas ganas» reconocía coreógrafo y desvelaba el motivo por el que han decidido llamar Romeo a su bebé, «nos gustaba y me parece un nombre original, salir de los tópicos de Joaquín, Pepe, Manuel, Antonio…».
Ahora, a la pareja le espera una temporada de dormir como y unos días muy frenéticos repletos de visitas de familiares quienes están como locos por conocer al pequeño, como reconocía Joaquín: «vamos a ver si podemos estar tranquilos y disfrutarlo porque toda la familia quiere venir, doscientos mil por las dos partes».