El Yacimiento o Área Arqueológica Castillo de Doña Blanca está situado en el pago de Sidueña, en el término municipal de El Puerto de Santa María. Con un área de 200 hectáreas está protegido bajo la figura Bien de Interés Cultural desde 1991.
Se trata de un tell excavado entre 1979 y 1995 en que se han hallado restos de murallas, viviendas, un puerto fluvial púnico (el más extenso del Mediterráneo) y una necrópolis, pertenecientes a una ciudad fenicia cuya ocupación comprende desde el siglo VIII hasta el III a. C. Por lo tanto disputa, junto con Cádiz y el cerro del Castillo (en el término municipal de Chiclana), ser la ciudad fenicia más antigua que se ha encontrado hasta ahora en la península ibérica y por ello tiene una importancia singular en el panorama de la colonización fenicia en el Mediterráneo occidental.
Su excepcional grado de conservación (única ciudad fenicia que se ha conservado intacta hasta nuestros días) hace que el yacimiento sea una pieza clave para las futuras investigaciones sobre el establecimiento de los fenicios en la bahía de Cádiz y su relación con los pueblos indígenas de la Baja Andalucía. Destacan, entre otros contenidos, una de las bodegas más antiguas del mundo, conservada en su totalidad.
En este yacimiento se encuentra el castillo de Doña Blanca, llamado así porque según la tradición allí sufrió cautiverio doña Blanca de Borbón. Se trata de una torre construida en el siglo XIV o XV para la vigilancia de la bahía de Cádiz y que también fue usada como ermita.
El enclave de Doña Blanca es tan solo una pequeña porción del Poblado de Doña Blanca, que cuenta con una área de protección de aproximadamente 2 millones de m² en la que se engloban otros elementos patrimoniales singulares, como el poblado de la Dehesa, el Hipogeo del Sol y la Luna, el Yacimiento y necrópolis de las Cumbres y las Canteras, que son testimonios de las distintas relaciones que a lo largo de la historia el hombre ha establecido con el mismo entorno físico.
Entorno del Yacimiento en época antigua
Los restos más antiguos encontrados en este enclave se fechan, en una fase tardía de la Edad del Cobre, hacia finales del III milenio a. C. A este momento pertenecen algunos fondos de cabañas dispersas que se adaptan a la topografía original del terreno. Posteriormente se produce una fase de abandono –en la que el yacimiento permanece deshabitado– que se prolonga hasta mediados del s. VIII a. C., momento en el que vuelve a ser ocupado.
Ya en el s. VIII a. C. se convierte en una auténtica ciudad, dotada de muralla, que permanecerá habitada de manera continuada hasta fines del s. III a. C. Durante estos cinco siglos de vida ininterrumpida, la ciudad sufre varias remodelaciones urbanísticas y la construcción de otras dos murallas. El yacimiento vuelve a quedar abandonado desde finales del s. III a. C. hasta época medieval islámica, momento en el que se estableció una alquería almohade (s. XII).
De todos los espacios que componen la Zona Arqueológica de Doña Blanca, el único espacio visitable de ellos hoy día es el Enclave. El recorrido de las visitas tiene un trazado circular, aproximadamente 1600 m de recorrido, que discurre por la parte superior del cerro y nos conduce por distintas zonas del enclave.








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