Un jurado popular tiene previsto juzgar desde este lunes día 16 a una mujer, para la que la Fiscalía solicita una pena de 21 años de cárcel al acusarla de, supuestamente, dejar morir a su bebé de 17 meses, a la que al parecer habría abandonado sola en la casa durante más de un mes tan solo con un biberón y unas galletas. Se le acusa de los delitos de abandono temporal de menor y de asesinato.
Según el fiscal, la mujer se quedó embarazada en su país, Marruecos, y se trasladó a España a finales de marzo de 2017 para ocultar por motivos culturales y sociales esta situación al padre, mientras que la madre y los hermanos mayores, «en posición económica desahogada», financiaron su estancia aquí, inicialmente en la localidad malagueña de Vélez-Málaga.
La acusada dio a luz en dicho municipio el 4 de mayo de 2017 y se quedó a vivir en la casa de su hermana y su cuñado, que iban y venían de Marruecos. La situación se prorrogó hasta mediados de 2018 y en ese tiempo dispuso de servicio gratuito de guardería para que ella pudiera ir a clase, lo que hacía «en muy contadas ocasiones», señala la acusación pública en su escrito inicial.
Además, tenía la ayuda de una amiga, que se quedaba cuidando a la niña. Cuando se trasladó a Málaga, alquiló una casa con el dinero que le enviaba su familia y aunque se le facilitó la documentación necesaria para continuar con el servicio de guardería en la capital, la mujer «no realizó las gestiones», con lo que perdió la plaza; y además, comenzó a trabajar de camarera en una discoteca.
«Dado el horario nocturno de trabajo de la acusada, cuando esta se dirigía a la discoteca, sobre las 02.00 horas, dejaba sola a la bebé, que contaba entonces con 15 meses y no era aún capaz de caminar sin ayuda, tan solo gateaba», dice las conclusiones provisionales del ministerio fiscal, apuntando que la dejaba sobre la cama.
Supuestamente, cuando terminaba a las 06.00 horas de trabajar «no regresaba a su casa» sino que iba «para descansar» a la de una amiga, alegando que «no quería despertar a la bebé». Volvía a su vivienda a las 14.00 horas, por lo que durante ese tiempo «su hija permanecía sola en la casa desprovista de la necesaria atención afectiva y de los cuidados -bebida, alimentación, aseo- precisos», señala.
Desde mediados de septiembre de 2018 pasó a quedarse «de forma habitual» a dormir en casa de otro amigo, «por lo que la acusada dejaba sola por la noche hasta la tarde siguiente a la bebé, regresando entonces al apartamento para alimentarla hasta que volvía a salir para reanudar su vida social, dejándola nuevamente sola», apunta esta acusación.
Por esto, era «frecuente» que algunos vecinos del edificio oyeran el llanto «inconsolable y continuo» de la niña que, supuestamente, estaba «sola en el apartamento y privada de la necesaria asistencia física y moral, en un entorno insalubre de suciedad y desorden» y que terminaba callándose por «agotamiento». Esta situación se mantuvo incluso después de terminar la relación laboral con la discoteca.








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