Cuando la lógica y la realidad son aplastantes conviene decirlo y este es un caso donde ambas, lógica y realidad, se imponen sobre cualquier artificio que uno pueda fabricar.
La población, en general, comprende bien y admite que hay que tomar medidas drásticas para tratar de bajar las cifras de contagio antes de que la situación se vuelva irreversible, pero todos los esfuerzos por compaginar esa necesidad con la perentoria exigencia de salvar el máximo de nuestra economía terminan chocando frente al muro de las paradojas y las contradicciones.
Difícil responder a esta propietaria de un pequeño comercio de zapatería en la localidad de Carmona, que se ve obligada a restringir su horario y a cerrar las puertas del negocio antes de lo reglado pero acto seguido se dirige al Lidl más cercano, que sigue abierto por “primera necesidad”, y allí se puedes comprar unas botas, cosmética, blusas…








¡Recibe notificaciones en tu escritorio para poder enterarte de todas nuestras noticias!