Estados Unidos mantiene los aranceles a las exportaciones de aceite, aceituna, quesos y vinos españoles. No los ha subido hasta el 100%, como temían los exportadores, pero tampoco los ha bajado ni ha sacado ninguno de estos productos de la lista de bienes sujetos a impuestos en frontera.
La decisión perjudica sobre todo las exportaciones andaluzas de aceite de oliva virgen extra y aceituna, que han perdido su liderazgo en el mercado estadounidense desde que el octubre se gravaran con aranceles del 25%. Son aranceles para «compensar» las ayudas públicas a Airbus.
La oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos ha explicado que mantiene estas cargas porque ni la Unión europea ni los gobiernos afectados han tomado medidas para cumplir las instrucciones de la Organización Mundial del Comercio. No ha convencido que Airbus haya informado que renuncia a los créditos preferentes para construir el avión A-350. Desde la asociación de exportadores de aceituna, Antonio de Mora, pide al Gobierno más implicación.
Estas tasas a las exportaciones se suman a las anteriores que penalizaban las exportaciones españolas de aceituna negra de mesa.
El daño económico está hecho, sobre todo entre las exportadores de aceituna de mesa a Estados Unidos. También entre empresas vitivinícolas y de aceite de oliva envasado con ventas a este país, aunque en este caso el daño es algo menor.
Hay grandes envasadoras andaluzas o con fuerte presencia en Andalucía, como Dcoop, Sovena o Deoleo, que ya establecieron o han establecido estrategias comerciales para seguir vendiendo en Estados Unidos. Y otras que están en ese mismo camino, como es el caso de Acesur. Han comprado empresas con presencia en este país o han encontrado aliados para invertir en plantas de envasado y evitar, de esta manera, esos aranceles que la administración americana ha impuesto al aceite de oliva y a la aceituna de mesa envasados. El problema no está tanto, aunque también, entre esos grandes, sino entre los pequeños.
La preocupación, o más bien la tensión, crece entre esos productores que mantienen la exportación a granel y han logrado introducirse en mercados con altísimo poder adquisitivo mediante acuerdos con destacados importadores.
Ahora, entre estos pequeños, queda esperar y, en el peor de los casos, plantear nuevas estrategias. La más sencilla, y muy dramática, sería asumir el coste de los aranceles y bajar los márgenes de negocio y, después, crear pequeñas agrupaciones de envasadoras en Estados Unidos para hacer lo que hacen los grandes.
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