La Champions 2019/2020 será recordada para siempre, independientemente de quién y cómo gane la final. Será la Champions del coronavirus, culminada en agosto y con un formato más parecido a Mundial que a un torneo de clubes. Ocho equipos, siete partidos repartidos en once días y todo en una misma ciudad, Lisboa. La capital portuguesa se prepara para una fase final de la Copa de Europa más que atípica: sin público en las gradas y del todo impredecible en el césped.
La final se tendría que haber disputado el 30 de mayo en el Atatürk Olimpiyat Stadi de Estambul, pero la pandemia frustró cualquier plan que hubiera sobre la mesa. En mayo, incluso, con la pandemia llevando al límite a media Europa, era prácticamente imposible imaginarse que se fuera a acabar esta edición la Champions League.
Pero el coronavirus dio un respiro en el final de la primavera y la UEFA se puso manos a la obra: la Champions, su joya, tenía que tener un campeón sí o sí. El organismo europeo anunció a mediados de junio su plan: que se completaran las eliminatorias de octavos y después una fase final desde cuartos a un solo partido en Lisboa. El «minitorneo» arrancará el miércoles y terminará el 23 de agosto, siempre y cuando la burbuja que ha diseñado la UEFA funcione correctamente.
La UEFA ha diseñado un protocolo sanitario para asegurar la competición y que no haya contratiempos como el que sacudió el final de la Segunda División Española con los positivos del Fuenlabrada. Además, pidió a los futbolistas que sean responsables durante la semana y media de competición para lanzar un mensaje a los millones de personas que estarán pegados al televisor.
«Los futbolistas y toda la gente involucrada deben recordar que sus acciones y el respeto a la distancia social no solo garantiza un entorno seguro en los partidos, sino que también sirve como un símbolo fuerte para millones de personas en todo el mundo», señaló la UEFA en un comunicado.
Sin embargo, el positivo de los jugadores del Atlético Ángel Correa y Sime Vrsaljko pone varios interrogantes sobre la Champions en Lisboa. El argentino y el croata se quedarán en Madrid, mientras que el resto de la plantilla viajará a Lisboa. El problema llegará si hay algún jugador más infectado que haya dado negativo en las pruebas PCR, como ya ocurrió con el Fuenlabrada. El comportamiento del virus y su forma de manifestarse se escapa todavía de muchos cálculos. Será todo un desafío para la UEFA.
En el protocolo de 31 páginas se establece que cada equipo deberá nombrar un médico que haga de enlace con la UEFA, que será el responsable máximo de que los clubes cumplan todos los requisitos. Además, habrá un oficial de higiene, encargado de coordinar todo junto a las autoridades, y otro oficial de organizar los viajes, los hoteles y los traslados.
Los equipos, que se ejercitarán en ocho centros de entrenamiento diferentes, deberán someterse a pruebas PCR antes de subirse al avión camino de Lisboa y una vez que estén en la capital lusa tendrán que superar un nuevo análisis antes de cada partido. Además, al igual que en La Liga, los futbolistas suplentes guardarán la distancia de seguridad en los banquillos y llevarán la mascarilla puesto.
Otras medidas que ha implantado la UEFA es que sólo podrán acceder al estadio 55 personas de cada club, incluidos futbolistas, el día del partido, que los equipos lleguen en horarios diferentes y que los jugadores no estén parados en el túnel de vestuarios antes de pisar el césped.
Para que la competición no se frene, la UEFA permitirá que los clubes llamen a jugadores que no hayan viajado en caso de que haya una oleada de contagios dentro de la plantilla. Lo único que evitaría que se jugara un encuentro es que las autoridades sanitarias decidieran poner en cuarentena a un número de jugadores y que el equipo tuviera a su disposición menos de 13 futbolistas de los convocados en primera instancia. La UEFA tiene la potestad de aplazar partidos e incluso de darlos por perdidos si un club no cumple con los protocolos.
El Atlético, a saldar su deuda
El encuentro que abrirá la fase final el miércoles será el Atalanta-PSG, enfrentamiento del que saldrá el posible rival de un Atlético de Madrid que se medirá en cuartos al Leipzig alemán. El conjunto de Diego Simeone tiene una gran ocasión para saldar su cuenta pendiente europea. La vez que más cerca estuvo de levantar la orejona fue precisamente en Lisboa, en 2014, pero aquel testarazo de Sergio Ramos en el último suspiro enterró el sueño rojiblanco.
«Ojalá nos toque este año y les demos una alegría. Sería feliz de ganar la Champions por nuestra gente. Ellos se lo merecen más que nosotros», señaló recientemente el delantero Diego Costa. «Vamos a dar la vida para conquistar la Champions».
Por el otro lado del cuadro aparecen los grandes favoritos al título: el Barcelona y el Bayern Múnich, los dos únicos equipos vivos que saben lo que es ganar la Champions, chocarán por un puesto en la semifinal. Ahí debería esperar el Manchester City de Josep Guardiola, que se medirá al Olympique de Lyon tras eliminar al Real Madrid.
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