Comunidades como Murcia y Navarra han empezado a restringir el ocio nocturno ante el aumento de brotes de COVID-19, que ya suman 201 en toda España, aunque la preocupación sigue centrada en Aragón y Cataluña, a cuyos ciudadanos el Gobierno ha hecho un llamamiento a respetar las medidas decretadas.
La mayoría de los brotes (a los que hay asociados 2.289 casos) están controlados o en fase de control, ha asegurado en rueda de prensa el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien ha manifestado que «preocupa especialmente» Aragón y Cataluña.
El titular de Sanidad ha hecho un llamamiento a los ciudadanos de ambas comunidades a «respetar con rigor» las medidas decretadas por sus gobiernos autonómicos, que son las «adecuadas» y ha apoyado explícitamente.
Los brotes están relacionados en muchos casos con los temporeros, pero preocupan sobre todo los asociados a las fiestas y celebraciones en espacios vinculados al ocio nocturno, donde se relajan las medidas de seguridad, y que representan al menos el 10 por ciento del total.
Sobre este aspecto ha llamado la atención la jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, María José Sierra, que ha advertido de que los brotes que se inician en las discotecas son «difíciles de trazar», ya que resulta complicada la búsqueda de contactos y pueden generar otros muchos casos.
En cualquier caso, María José Sierra ha valorado el esfuerzo que están haciendo las comunidades para el rastreo de casos y ha considerado que no habrá que el Ministerio vaya a obligarlas a aumentar el personal destinado a esta tarea.
España -según el Instituto de Salud Carlos III- no consigue detectar a más de tres por cada persona diagnosticada, aunque las diferencias por comunidades son muy grandes: mientras Canarias es capaz de localizar hasta 27 contactos, otras como Cataluña sólo logran identificar a dos.
Casi tres millones de catalanes que viven en los 13 municipios de la primera corona metropolitana de Barcelona, los de las comarcas leridanas del Segrià y la Noguera y los de Figueres y Vilafant (Girona), donde el virus se propaga en transmisión comunitaria, con más de 140 brotes detectados en toda la comunidad, están llamados a mantenerse sin salir de sus domicilios durante 15 días si no es para ir a trabajar, comprar o asuntos ineludibles.
Esta situación ha provocado que los alcaldes hayan expresado su disgusto porque la Generalitat les ha traspasado la responsabilidad de llevar a cabo las medidas de cierre, de control de las playas o de establecer los horarios de las terrazas, sin un denominador común para todos los municipios.
Además, todos los sectores culturales han pedido a la Generalitat que permita las actividades artísticas, ya que garantizan las medidas de seguridad y cumplen con los protocolos acordados.
En Aragón, donde se han notificado un total de 587 casos de COVID-19 entre el viernes día 17 y el sábado 18, varias zonas tuvieron que retroceder a la fase 2 de la desescalada, entre ellas, Zaragoza, junto con el resto de municipios de la Comarca Central en la que se ubica, otras cuatro comarcas aragonesas y las ciudades de Huesca y Barbastro.
Para detener la escalada de contagios, el Gobierno murciano ha prohibido desde este lunes la apertura de locales de ocio nocturno, que solo se permitirá en terrazas y exteriores con todos los clientes sentados, al tiempo que ha limitado a un máximo de 15 personas las que se pueden reunir para eventos de toda índole, sean públicos o privados.
Esta decisión se ha tomado después de que la Generalitat Valenciana decidiera el cierre del ocio nocturno en Gandía debido a un brote con 70 positivos originado en una zona de locales del municipio.
También Navarra limitará el horario de cierre de los locales de ocio nocturno y lo equiparará al del resto de bares y restaurantes (hasta las dos) y reducirá a diez el número máximo de personas en grupos durante la madrugada para evitar aglomeraciones.
Por otro lado, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha pedido una reunión de presidentes sobre la pandemia antes de agosto aunque sea no presencial para que no se pase de una fase de confinamiento a «una fase excesivamente desabrochada». EFE
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