El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha defendido este lunes los cambios llevados a cabo en la cúpula de la Guardia Civil para hacerla más eficaz y moderna, pero siempre manteniendo su naturaleza militar, su imparcialidad política y su neutralidad.
Ha querido aprovechar la toma de posesión del nuevo director adjunto operativo, Pablo Salas, y del mando de Operaciones, Félix Blázquez, para defender unos cambios que generaron polémica porque se produjeron precisamente después del cese del coronel Diego Pérez de los Cobos tras conocerse el informe de la Guardia Civil sobre el 8M.
Marlaska ha hecho esas consideraciones en un acto al que no ha acudido la ministra de Defensa, Margarita Robles, por problemas de agenda, y con la que, según ha dicho el titular de Interior, aúna voluntades y empeño para impulsar los cambios necesarios en el cuerpo.
Ha reconocido el ministro que la actualidad de la Guardia Civil «ha trascendido de manera importante hasta la arena mediática y el debate partidista», y ha añadido que en los primeros momentos los cambios «siempre generan incertidumbres que el tiempo y los resultados se encargan de desvanecer».
«Admira, conoce y quiere» al instituto armado
El titular de Interior ha asegurado que «admira, conoce y quiere» al instituto armado y que siente «profundamente» su deber y responsabilidad para con él. «Hemos tomado las decisiones que hemos considerado más acertadas y beneficiosas para su futuro y evolución, porque este es mi único objetivo y lo seguirá siendo mientras dure mi mandato: que cuente con los mejores cuadros de mando, con más medios y recursos y que opte a puestos y funciones de primer orden dentro de nuestra estructura y de nuestro modelo policial», ha enfatizado.
Y ha dejado claro que el Gobierno quiere una Guardia Civil eficaz y moderna, lo que implica «cambios y ajustes», pero eso «no supone emprender viajes imaginarios o teorizar con reformas radicales como trastocar su carácter militar o desnaturalizarla».
Porque, en su opinión, la Guardia Civil no debe estar «desprovista de su arraigada imparcialidad, de su lealtad a todas las instituciones del Estado y de su neutralidad».
Unas cualidades sobre las que, según Marlaska, construye «el aprecio y la confianza que despierta en los ciudadanos, que implica un apartamiento de la contienda política y de los posicionamientos partidistas».
Para el ministro, modernizar el cuerpo conlleva renovar «con ponderación» equipos y estructuras e implica relevar personas «para heredar el legado de los predecesores y seguir avanzando con nuevo estilo y nuevos objetivos».
Con ese planteamiento, Marlaska ha alabado la trayectoria de Salas y de Blázquez, pero también de la directora general del cuerpo, María Gámez, de la que ha destacado su compromiso, dedicación y trabajo incansable en estos meses de crisis sanitaria.
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