El tsunami que ha provocado la no renovación de Sebastian Vettel por Ferrari no sólo ha acabado con el alemán más fuera que dentro de la Fórmula 1, con Carlos Sainz entrando por la puerta grande Maranello y con Daniel Ricciardo con los pies echando llamas de Renault, sino con la posibilidad de ver a Fernando Alonsode nuevo en el paddock.
Es precisamente en la fábrica de Enstone, donde el asturiano consiguió sus dos Mundiales y se convirtió en una de las mayores leyendas del deporte de las cuatro ruedas, donde puede encontrar acomodo. A sus casi 39 años se siente competitivo y lo demuestra en cada coche en el que se ha subido, bien el Toyota TS050 con el que logró dos victorias en Le Mans y un campeonato del mundo de Resistencia, bien en el Toyota Hilux 4×4 con el que completó su primer rally Dakar.
A día de hoy, un escudo que sirve para cualquier noticia, Alonso no es piloto de Fórmula 1. El asturiano nunca ha perdido de vista el Gran Circo, y desde el primer minuto en el que se bajó del McLaren para dedicarse a otros menesteres automovilísticos, siempre dijo que se plantearía regresar… si había un proyecto competitivo.
Ahí es donde radica la mayor ironía. Alonso siempre dijo que no iba a volver para ser 7º u 8º, una frase que quienes le conocen bien han repetido hasta la saciedad. No obstante, si ficha por Renault, con suerte llegará al 4º o el 5º. El ansiado cambio normativo que iba a entrar en 2021 se retrasa a 2022, y el contrato del español, de firmarlo, no será muy largo. Dos años, a lo sumo, y siempre que le dejen libertad para, en caso de querer, irse de nuevo y esta vez de manera definitiva.
El retraso de la entrada de la nueva normativa ha pillado al español en el peor momento. Las esperanzas de Alonso de luchar por un hipotético tercer campeonato, esa gran espina que le queda de su paso por la Fórmula 1, queda a expensas de tener un coche luchador, algo que desde que entró la era híbrida es sinónimo de Mercedes, Red Bull o Ferrari. Ningún coche que no sea de una de estas tres escuderías ha logrado una victoria desde 2014.
Con la puerta de Maranello cerrada por su propio amigo y alumno aventajado Carlos Sainz, y la de Red Bull más que imposible por la propia idiosincrasia del equipo, sólo una hipotética marcha de Lewis Hamilton (que no ha renovado aún) le dejaría un hueco en el equipo campeón. No es descartable, pero es harto improbable. Como era la llegada de Sainz a Ferrari…
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