Donald Trump ha presentado un plan de reapertura económica y social posterior al coronavirus por fases al tiempo que afloran en el país protestas en contra de las medidas de confinamiento.
El mandatario ha anunciado estas medidas cuando los casos de COVID-19 en Estados Unidos superan los 675.000 y los fallecidos más de 34.500. Desde hace días la cifra de contagios aumenta a un ritmo de 30.000 diarios y la de muertos ronda los 2.000.
El presidente estadounidense ha puesto en manos de los gobernadores la decisión sobre cuándo adherirse a un plan de reapertura que consta de tres fases y no tiene calendario, aunque ha dejado claro que los estados que cumplan con los requisitos y así lo deseen podrán hacerlo a partir de este viernes.
De hecho, ha asegurado que 29 de los 50 estados en EE.UU. están ya en condiciones de iniciar la reapertura en la primera fase, a la que se puede acceder si los casos de coronavirus han decrecido en un periodo de 14 días y los hospitales operan en situación de normalidad. En esa fase las escuelas seguirán cerradas, las visitas a las residencias de ancianos prohibidas, se pedirá a los ciudadanos que eviten concentraciones de más de 10 personas, se seguirá incentivando el teletrabajo y negocios como restaurantes, gimnasios o cines podrán abrir cumpliendo normas de distanciamiento social.
En la segunda fase se abrirán los bares y se podrá viajar
En una segunda fase las escuelas podrán volver a abrir, también los bares, deberán evitarse concentraciones de más de 50 personas, se seguirá incentivando el teletrabajo pero se podrán reemprender los viajes considerados no esenciales.
Finalmente, en una fase tercera se abrirán las visitas a residencias y hospitales, los centros de trabajo operarán sin restricciones, pero negocios como bares, restaurantes y cines deberán seguir cumpliendo con normas de distanciamiento social.
Durante la rueda de prensa en la que presentó su plan, Trump animó a los gobernadores a sumarse a la reapertura pero «paso a paso» y de forma «cuidadosa». «Estamos comenzando de nuevo nuestras vidas. Estamos comenzando a reactivar nuestra economía de una manera segura, estructurada y muy responsable», dijo el mandatario.
Protestas anticonfinamiento
La reapertura de Trump llega al tiempo que en el país afloran las protestas anticonfinamiento, generalmente nutridas de seguidores del presidente y dirigidas contra los gobernadores, que son quienes toman las decisiones.
A la multitudinaria protesta del miércoles en Michigan, a la que acudieron incluso personas armadas, le han seguido este jueves movilizaciones en Ohio o Virginia, mientras que otras se están convocando para los próximos días. Los manifestantes rechazan los cierres de negocios y las medidas de distanciamiento social que muchos gobernadores están extendiendo ya hasta mediados de mayo, dificultando así la ejecución temprana del plan de reapertura del Gobierno.
Parte del descontento social se debe a la masiva destrucción de empleos derivada de las medidas de confinamiento, que en el último mes se han cobrado en Estados Unidos 22 millones de trabajos tras sumar 5,2 en la última semana. Los datos divulgados por el Departamento de Trabajo muestran que el parón económico se ha extendido más allá de los sectores de hotelería, turismo, restaurantes y comercio minorista, que fueron los más afectados en el comienzo de la cuarentena.
Estos datos indican que el índice de desempleo en Estados Unidos podría aproximarse al 17 %, según los economistas privados, muy por encima del máximo de 10 % registrado en octubre de 2009, tres meses después del fin de la Gran Recesión.