Repartir comida, pese a los problemas de movilidad del estado de alarma, las medidas de protección escasas de los voluntarios frente al coronavirus y el temor a una posible falta de existencias para que las personas más necesitadas puedan comer todos los días es una forma de nadar a contracorriente que siguen ejercitando los bancos de alimentos.
Existen 54 dentro de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), a razón de uno por provincia, salvo León y Cádiz que doblan en Ponferrada y Algeciras, respectivamente. FESBAL maneja anualmente 150 millones de kilos de alimentos y cuenta con cerca de 3.300 voluntarios, la mayoría jubilados.Esta era la foto de estas entidades, que recogen alimentos cedidos por supermercados y cadenas de alimentación para que otras organizaciones de ayuda social las retiren y distribuyan entre los más necesitados, que el coronavirus también ha venido a modificar.
Porque como explica a EFE el responsable de comunicación de FESBAL, Ángel Franco, «nunca, en los 30 años de existencia de la Federación» habían vivido una situación similar.
Ante ella, los bancos de alimentos «más grandes», como los de Madrid, Barcelona, Málaga o Sevilla, siguen funcionando con «normalidad», aunque ha supuesto que a muchos voluntarios, en su mayoría jubilados y, por tanto, población de riesgo, se les haya recomendado quedarse en casa, sobre todo si tienen alguna enfermedad, y han sido sustituidos por voluntarios jóvenes, como universitarios en Córdoba o personal de Protección Civil en Navarra.
Otros bancos de alimentos están funcionando con servicios mínimos y retenes para atender las emergencias. Es el caso de los tres aragoneses.
Y otros, como el de Huelva o Guadalajara, están cerrados por no disponer de personal o medios. Antes de cerrar repartieron a las onegés locales los alimentos procedentes del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y del Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD) para que tuvieran cubiertos los 15 primeros días.
Pero con la prolongación del estado de alarma hasta el 11 de abril «habrá que ver» si las organizaciones tienen personal para ir a retirar los alimentos, unos víveres que, por otra parte, escasearán si la situación «se alarga mucho».
No obstante, la incertidumbre que ha traído la COVID-19 también ha acrecentado la solidaridad y empresas de diversos sectores están haciendo llegar comida a FESBAL.
Ikea, por ejemplo, ha donado la comida que tenía en sus restaurantes; Pastas Gallo les va a entregar un día de producción, que supone 150.000 kilos; Kellogg’s les va a dar el contenido de 12 camiones, otros 150.000 kilos; también MacDonals ha donado comida y Danone se ha sumado a esta corriente solidaria y altruista. Otras empresas, como Glovo, se han ofrecido a llevar de forma gratuita alimentos a familias que no puedan recogerlos.
Además, FESBAL ha recibido aportaciones económicas para poder adquirir alimentos, «algunas de 50.000 y 100.000 euros», y ha abierto una campaña en su Facebook para que se puedan sumar los particulares.
Una iniciativa que también han replicado los bancos de alimentos de ciudades como Madrid o Zaragoza, donde tienen existencias para «tres meses estirando» y «para un mes», respectivamente, si no se reciben donaciones.
La directora general del de Madrid, Gema Escrivá, explica a EFE que se han «reorganizado» ante el coronavirus: el personal de oficinas teletrabaja, se ha cerrado el almacén central y están funcionando con Mercamadrid, que coge los excedentes de mayoristas de frutas y hortalizas, y con dos almacenes en Alcalá y Alcorcón. Desde los tres distribuyendo alimentos que, en 2019, llegaron a 140.000 personas de la Comunidad.
El Banco de Alimentos de Madrid, que repartió este año hasta el inicio de esta crisis 90.000 kilos de alimentos diarios, trabaja con 500 entidades sociales benéficas, de las que 150 les han hecho saber, mediante una encuesta, que no disponen de voluntarios para recoger los alimentos o no pueden cumplir las medidas sanitarias exigidas. A partir de este lunes, 30 de marzo, la Guardia Real va a recoger los alimentos para ellas.
Es una de las soluciones que han buscado dentro de la «coordinación» con el Ayuntamiento y la Comunidad, donde empresas privadas están ofreciendo ayuda, como Vodafone y el grupo Viena Capellanes, que hacen comida preparada que distribuyen, con ayuda del SAMUR, «a pisos de acogida, personas sin recursos, en aislamiento o enfermas». Desde la Fundación Reina Sofía les van a donar 260.000 litros de leche para impedir que entren «en rotura de stock».
En Madrid, donde según los datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión (EAPN) había 500.000 personas en pobreza severa en octubre de 2019 (350.000 en privación material severa), los ingresos de alimentos han bajado un 80 % debido al coronavirus, apunta Escrivá. Informa grupo EFE.
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