El Gobierno intenta sacudirse del reproche de «improvisación» y de actuación tardía que le llega por parte del PP y de algunas comunidades autónomas. Se parapeta en las recomendaciones de los expertos. Ellos han ido aconsejando los siguientes pasos a dar y también el último: la «hibernación» de las empresas no esenciales para reducir al máximo la movilidad y evitar que las UCI colapsen. El cierre de país se hace, por tanto, recomendado por los científicos y para impedir que el sistema sanitario se tensione más de lo que ya está y los pacientes graves por coronavirus reciban la atención de «calidad» que necesitan.
Esa es, al menos, la explicación que ofreció este domingo María Jesús Montero, la portavoz del Gobierno, tras el Consejo de Ministros extraordinario que aprobó, vía real decreto ley, el permiso retribuido recuperable para todos los trabajadores de actividades no esenciales. Permiso que será abonado por el empleador, aunque el empleado deberá devolver esas horas cuando vuelva al trabajo. No se aplicará a los trabajadores afectados por un ERTE (que ya no acuden a su puesto, lógicamente), ni a quienes ya teletrabajen ni quienes se encuentren de baja por incapacidad temporal o permiso de paternidad o maternidad. «No son unas vacaciones», refrendó a su lado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
«No ha habido ninguna situación de alarma añadida», señaló Montero cuando se le preguntó si el «endurecimiento de las medidas de confinamiento» adoptadas para reducir la transmisión del virus se debía a que los números de infectados (78.797) y fallecidos (6.528) son peores de lo esperado. «Los modelos que desarrollan los expertos, para ver cómo se contagia la enfermedad y qué recursos sanitarios se necesitan, aconsejaban que después de la visibilidad de las medidas de confinamiento era conveniente aprovechar este periodo próximo de Semana Santa para llevar esa movilidad a la situación del fin de semana», justificó. Es lo que también aseguró Pedro Sánchez a los presidentes este domingo en la videoconferencia con ellos y lo que alegó ayer en su comparecencia vespertina. Es cierto que el incremento de nuevos casos se ha reducido a un 9%, frente al 20% de comienzos de la semana.
Se trata, pues, de hacer que los desplazamientos en vehículo privado y en el transporte público bajen al mínimo. Así, la movilidad en jornadas laborables se situaba en algo más de un 70%, frente al 85% de los fines de semana. La ocupación del Cercanías en Madrid era del 10% el pasado viernes, y en Barcelona del 7%. Los servicios comerciales de Renfe transportaron el pasado 27 de marzo a 2.000 usuarios, y los autobuses de línea interurbanos registraron una ocupación ese mismo día del 3,5%. Ayer sábado, se cuantificaron 355 operaciones de transporte aéreo, por los 1.296 del sábado anterior.
Para Montero, una medida como la paralización de la actividad no esencial no se podía tomar antes porque ha sido ahora cuando se han podido «observar las diferencias» entre la movilidad de una jornada laborable y el fin de semana. Como está ya cerca la Semana Santa y está próximo el pico de saturación de los recursos hospitalarios, sobre todo de UCI, los expertos recomendaron al Gobierno «si se podía aplicar alguna medida».
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