El alcalde de Cádiz, José María González, junto a la presidenta de Aguas de Cádiz, Ana Fernández, ha presentado este lunes la réplica de la fuente de Los Niños del Paraguas que ha realizado la empresa municipal Aguas de Cádiz y que sustituye a la pieza original que ya ha sido restaurada y que será colocada en un lugar a salvo de la intemperie.
El alcalde de Cádiz ha destacado no solo el valor artístico y ornamental sino también el valor sentimental que tiene para toda la ciudadanía esta escultura que se ha convertido en un icono del Parque Genovés y ha agradecido a Aguas de Cádiz el trabajo realizado y el esfuerzo en la protección y puesta en valor del patrimonio ornamental de la ciudad relacionado con el agua.
La escultura es una copia en arcilla modelada por el escultor José Martín Lagares mediante un método artesanal que conjuga la medición y contemplación de la pieza original. Los niños y la peana de flores se han completado con un paraguas de bronce, se ha subido sobre un pedestal de mármol para mejorar la visión del conjunto, se ha instalado todo el sistema hidráulico nuevo y se ha puesto sobre el vaso de mármol italiano, del siglo XVIII, en el que se colocó por primera vez a principios del siglo XX cuando la fuente fue trasladada al Parque Genovés desde la casa de la familia Aramburu, propietaria de la misma. Este vaso servía de macetero frente al lugar en el que antiguamente estaba la casa del guarda, frente al Paseo de Santa Bárbara y Aguas de Cádiz lo ha recuperado y restaurado.
En paralelo a esa actuación, Aguas de Cádiz ha acabado también la restauración de la pieza original que se encontraba en muy mal estado tal y como informó en su día la empresa municipal. Para protegerla de la intemperie, tras valorar distintos posibles emplazamientos y pedir la opinión de un grupo de conocedores del patrimonio de la ciudad, el Ayuntamiento ha decidido que la pieza original de los Niños del Paraguas sea colocada en el patio de la nueva Delegación Municipal de Cultura de la calle Ancha, en la antigua sede del Rectorado de la UCA, a donde será trasladada cuando acaben las obras que se están acometiendo en este edificio.
La presidenta de Aguas de Cádiz, Ana Fernández, ha recordado que la empresa municipal tiene encomendada la conservación y el mantenimiento de primer nivel de las fuentes ornamentales de la ciudad y durante los últimos años había efectuado reparaciones puntuales en la fuente de Los Niños del Paraguas circunscritas al sistema hidráulico, pero no había actuado sobre la escultura. Ahora se ha acometido «una tarea más allá de la encomienda que tiene el Ayuntamiento porque, en función de nuestra disponibilidad económica y como empresa pública que somos, nos satisface destinar recursos que benefician a la ciudad de Cádiz», ha señalado. La restauración ha sido ardua puesto que después de un siglo al aire libre tanto los niños como la peana y el paraguas estaban en mal estado y mostraba filtraciones, acumulaciones de agua, manos de pintura viscosa que no dejaban respirar al barro, reconstrucciones de partes de manos y brazos, etc.
En el acto ha intervenido también el historiador Lorenzo Alonso de la Sierra, a quien Aguas de Cádiz le encargó que elaborara una ficha histórica de la escultura y descubrió que el autor es el artista milanés Andrea Boni, escultor y ceramista, nacido en 1815, que adquirió gran prestigio en el siglo XIX por sus trabajos en terracota. La pista se la dio una postal de la Exposición Universal de 1878 de Paris que reproduce el conjunto escultórico que la familia gaditana Aramburu compró y trajo a Cádiz. Ha explicado que fue expuesta en la existen reproducciones casi idénticas en Estados Unidos -en la Universidad de Illinois- y en Francia.
En la presentación han estado también las concejalas Lola Cazalilla y Montemayor Mures, responsables de las áreas de Cultura y Fiestas y de Patrimonio Histórico y Turismo respectivamente, así como representantes de todos los grupos municipales del Ayuntamiento de Cádiz, consejeros de Aguas de Cádiz, descendientes de la familia Aramburu, los restauradores de la pieza original y el escultor de la reproducción.
Como ya se sabe, la pieza representa a Pablo y Virginia, protagonistas de la famosa novela de Jacques-Henri Bernardin, publicada por primera vez en Francia en 1788, que tuvo mucha fama en la época romántica, se tradujo a diversos idiomas y se hicieron versiones teatrales y musicales. Los niños, que representan el amor puro de la niñez y mueren de manera trágica, gozan de gran popularidad en Francia y en muchos otros países y han sido representados en muchas esculturas.
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