Así lo asegura el Informe Sobre el Estado Social de la Nación, que explica además que una de cada diez personas se siente sola con mucha frecuencia. Estas son situaciones de aislamiento y de auténtica exclusión social, que según el estudio, “en persona con algún tipo de diversidad funcional o ancianas, adquiere dimensiones de auténtico drama”.
En España ya hay un 3,4% más de personas que viven solas que hace nueve años. Según los últimos datos de Eurostat correspondientes al 2019, un 25,2% de la población española no tiene ninguna compañía en su casa.
España, eso sí, se encuentra por debajo de la media europea. Y es que un 32,2% de personas la población de la UE vive en soledad. Porcentaje que ha bajado desde 2017 en casi 10 puntos porcentuales. Estas son enfermedades psicológicas que si bien pueden derivar en fisiológicas. Y en la mayoría de los casos es lo que ocurre. Según varios estudios, la soledad también está ligada a enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y así un aumento de la muerte prematura.
Hace no mucho la Universidad de Chicago y la Universidad de California también detectaron que la soledad incidía en el cuerpo de las personas de tal forma que las hacían enfermar. John Capitanio, del Centro de Investigaciones de la Universidad de California, lo deja bien claro: «En los seres humanos la soledad implica una hipervigilancia de amenaza social». ¿Qué ocurre entonces? Que la sensación de estrés, ansiedad y depresión afecta a una mayor producción de glóbulos blancos. El siguiente paso pues, es la aparición de enfermedades crónicas que acaban en una muerte más temprana.
Es hasta un factor de riesgo para algo tan común como un simple resfriado. Un estudio de Health Psychology, detalló como personas que estaban solas sufrían un 38,5% de síntomas más severos en un simple constipado, que el resto.
La soledad en tiempos de Facebook
“En fechas señaladas es cuando peor lo paso. Miro Facebook, Instagram… luego me veo a mí sola en casa y se me hace un poco cuesta arriba”, cuenta Laura quien detalla que esos momentos como por ejemplo la Navidad son los más duros. “Es cierto que luego yo tengo a mi gente, pero para las personas que vivan solas de verdad y que no tengan a nadie, esos días serán todavía peor”.
Casualidad o no. El incremento de esta dolencia ha surgido al mismo tiempo que las redes sociales han ido tomando carrerilla, hasta el asentamiento del nuevo medidor de popularidad basado en el número de followers.
Los primeros estudios sobre Internet y la soledad ya atestiguaron que, pese a que el uso de Internet era comunicativo, éste venía también acompañado de un incremento de la depresión y la soledad (sobre esto puedes leer más en el especial de soledad y redes sociales en Xataka).
El caso es que en tiempos de Facebook y donde se supone que las redes sociales han ayudado a una mejor sociabilización, alrededor de un 6% de la población europea asegura que no tiene a nadie en quien apoyarse o a quien contarle sus problemas, según datos de Eurostat.
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