Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han abierto la puerta a un nuevo tratamiento contra el cáncer más personalizado y con menos efectos secundarios que las actuales terapias.
Y es que, los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ‘Science’, han comprobado que las proteínas sintéticas diseñadas para reconocer las rutas biológicas excesivamente activas pueden matar las células cancerosas sin dañar a sus compañeras sanos. El enfoque personalizable, que los investigadores llaman RASER, se basa en solo dos proteínas: la primera se activa en presencia de una señal de crecimiento «siempre activa» que se encuentra a menudo en las células cancerosas, y la segunda lleva a cabo una respuesta programada por el investigador desencadenando la expresión de genes implicados en la muerte celular.
Aunque los experimentos se limitaron a células cultivadas en el laboratorio, los investigadores creen que los resultados podrían conducir a un nuevo tipo de terapia contra el cáncer en la que las proteínas sintéticas brindan tratamientos altamente personalizados y personalizados para eludir los efectos secundarios a veces devastadores de las opciones actuales.
«Estamos recableando de manera efectiva las células cancerosas para lograr un resultado de nuestra elección. Siempre hemos buscado una forma de matar las células cancerosas pero no las células normales. Las células cancerosas surgen de señales defectuosas que les permiten crecer de manera inadecuada, por lo que hemos pirateado las células cancerosas para redirigir estas señales defectuosas a algo útil», han explicado los investigadores.
Muchos cánceres se basan en una serie de señales que se originan a partir de proteínas llamadas receptores que abarcan la membrana de la célula. Estas cascadas de señalización, o vías, son utilizadas por las células sanas para crecer en respuesta a señales externas, por ejemplo, durante el desarrollo o la recuperación de una lesión. Sin embargo, a menudo, estas proteínas receptoras se mutan o sobreexpresan en las células cancerosas de manera que la proteína receptora «siempre está encendida», lo que proporciona a la célula señales constantes e injustificadas de crecimiento.
Los investigadores se centraron en dos receptores, EGFR y HER2, miembros de una familia de receptores llamados receptores ErbB, que a menudo impulsan el crecimiento de los cánceres de cerebro, pulmón y mama. Así, diseñaron una proteína sintética que consiste en dos proteínas naturales fusionadas, una que se une a los receptores ErbB activos y otra que escinde una secuencia de aminoácidos específica.
Posteriormente, diseñaron una segunda proteína que se une a la superficie interna de la membrana celular y contiene una secuencia de «carga» personalizable que puede llevar a cabo acciones específicas en la célula. Cuando la primera proteína se une a un receptor ErbB activo, corta la segunda proteína y libera la carga en el interior de la célula.
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