El temor a la ‘gamba asesina’ puede intimidar a los organismos nativos hasta tal punto que son incapaces de desempeñar su papel vital en los sistemas fluviales. En un estudio publicado en la revista Acta Oecologica, los científicos se centran en el invasor Dikerogammarus villosus, que ha ido reemplazando a las especies nativas de crustáceos Gammarus en los ríos de toda Europa durante las últimas tres décadas.
Esto está teniendo importantes efectos localizados, ya que el depredador voraz consume una gran variedad de especies, y su comportamiento se vincula posteriormente a los cambios en los ecosistemas e incluso a las extinciones locales.
El nuevo estudio muestra por primera vez que la mera presencia del depredador, el llamado efecto no consuntivo (NCE), puede reducir la eficacia normal de su presa. Esto lleva a que gasten más energía simplemente evitando al depredador en una apuesta por la autoconservación, en lugar de centrarse en tareas del ecosistema central, como triturar la hojarasca caída en partículas más pequeñas para ser consumidas por otras especies. La investigación fue realizada por el consultor independiente y doctor Calum MacNeil, y Mark Briffa, profesor de comportamiento animal en la Universidad de Plymouth.
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