Al menos entre el 40% y el 60% del incremento de las emisiones en los últimos años de CFC-11, un potente gas destructor del ozono atmosférico, proviene de la zona este de la China continental, según un estudio publicado este miércoles en la revista Nature.
El triclorofluorometano (CFC-11) es un gas de efecto invernadero cuyo uso industrial ha aumentado en Asia oriental desde 2013, a pesar de que el Protocolo de Montreal lo vetó en 2010.
A partir de la década de 1990, las concentraciones del producto en la atmósfera habían comenzado a decrecer, pero en los últimos años esa tendencia se ha frenado, si bien los organismos internacionales todavía no habían identificado el lugar concreto de donde procedían las nuevas emisiones.
Los investigadores Sunyong Park, de la Universidad Nacional de Kyungpook (Corea del Sur), y Matt Rigby, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), han analizado datos atmosféricos procedentes de Corea del Sur, Japón y diversas islas del Pacífico para alcanzar sus conclusiones.
Los autores del trabajo detallan que las emisiones de CFC-11 procedentes del este de China fueron aproximadamente 7.000 toneladas por año superiores en el periodo entre 2014 y 2017 que entre 2008 y 2012. Asimismo, concretan que el incremento en la presencia del gas proviene principalmente de las regiones de Shandong y Hebei y que son resultado, probablemente, de una oleada de producción y uso del que no se ha informado.
El estudio recalca que es necesario continuar investigando para determinar qué procesos industriales han llevado al aumento de la presencia del gas, pero que los resultados deberían ayudar a las autoridades chinas en su búsqueda de los productores ilegales.
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