Tenemos la gran suerte de contar con una variedad increíble de postres y dulces tradicionales. Eso si, todos ellos cuentan como base con ingredientes básicos y la mayoría se preparan de forma muy sencilla, dando lugar a sabores, texturas y presentaciones muy diferentes pero siempre riquísimos.
Esta de Tarta de Santiago casera es una receta tradicional gallega y sin duda alguna lo que más llama la atención es la decoración superior con una Cruz de Santiago en el centro dibujada con azúcar glas. Pero sin duda una vez que la pruebas lo que más te llama la atención es su fantástico sabor a almendras y un toque de limón y canela que le queda fenomenal.
Es una de las tartas más sencillas de preparar ya que tan solo hay que mezclar los ingredientes, aunque más abajo verás sugerencias para, dentro de su sencillez, conseguir mayor potencia de sabor moliendo las almendras en casa e incluso tostándolas.
Si te ha gustado esta receta seguro que te encantan las tradicionales figuritas de mazapán casero o el turrón de yema tostada, ya que ambas recetas también tienen como protagonista la almendra.
Para quienes buscan los postres más clásicos, disfruta con nuestra sección de Dulces tradicionales entre los que destacan el arroz con leche, el flan de huevo casero, la crema catalana, el Pan de Calatrava o pudin de pan, las torrijas caseras de pan y leche, las torrijas de leche al horno, las natillas caseras de huevo, la leche frita o la quesada pasiega. ¿Te animas a prepararlos en casa?
Ingredientes para preparar Tarta de Santiago casera y tradicional (molde 20 o 23 cm de diámetro):
230 gr de almendras molidas. Puedes comprarlas ya molidas o bien molerlas en casa con un robot. También va en gustos utilizarla tostada o no así que puedes comprarlas ya tostadas o tostarlas en casa.
4 huevos M.
230 gr de azúcar blanco.
La ralladura de la piel de 1/2 limón.
1 cucharadita de postre de canela molida.
Azúcar glas para decorar.
Un poco de mantequilla para untar el molde.
Preparación, cómo hacer la receta de Tarta de Santiago casera y tradicional:
Yo para esta receta no suelo tostar las almendras pero si vas a tostarlas en casa te recomiendo hacer lo siguiente: después de haber horneado algo a 180ºC o 200ºC en tu horno, apaga el horno e introduce las almendras en una bandeja de horno, si no están unas encima de otras mejor, y normalmente con ese calor se tuestan sin quemarse.
Si quieres tostarlas y no has tenido que encender el horno, te recomiendo hacerlo a 150ºC y vigilarlas cada 4 o 5 minutos para que no se te quemen.
Si vas a moler la almendra en casa puedes utilizar cualquier tipo de batidora o robot. Yo suelo utilizar mi robot o la batidora de vaso y en cuestión de segundos están molidas. Como en las paredes pueden quedar trozos sin moler, detén la batidora, abre la tapa y con una cuchara o lengua de cocina baja las almendras de las paredes para que al activarla de nuevo entren en contacto con las cuchillas y se muela todo.
Eso si, intenta que queden hechas harina pero no formando una pasta grasa, esto suele deberse a haberlas triturado de más.
Pon en un bol la almendra molida y el azúcar y mézclalo con un poco con ayuda de una cuchara.
Ve añadiendo los huevos uno a uno y mezcla con unas varillas manuales o eléctricas. Al principio obtendrás una mezcla bastante desmigada y grumosa pero al añadir el cuarto huevo se convertirá en una masa bastante homogénea.
Lava muy bien el limón, ralla su piel finita con un rallador e incorpórala al bol junto con la canela, y vuelve a mezclar con las varillas.
Precalienta el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Utiliza un molde desmontable de entre 20 y 23 cm de diámetro (yo he utilizado en esta ocasión uno de 20 cm). Ábrelo, pon sobre la base papel de horno y ciérralo de nuevo, esto facilitará el desmoldado después. También me gusta untar los laterales con un poco de mantequilla, suelo hacerlo con mis propios dedos o con un pincel de cocina.
Vierte en el molde la masa y muévelo un poco para que quede bien asentada, sin aire y lisa.
Introduce el molde en el horno a altura media y deja que se cocine unos 30-25 minutos. Cuando lleve 30 minutos puedes hacer la prueba del palillo que consiste en introducir un palillo en la tarta hasta el fondo y si éste sale limpio significa que ya está lista, pero si no es así debes dejarla que se siga horneando unos minutos más.
Sácala del horno y déjala reposar 10 minutos. En ese momento ya puedes desmoldarla y dejarla enfriar definitivamente sobre una rejilla. Se puede consumir en el momento aunque a mi me gusta dejarla reposar a temperatura ambiente o en la nevera de un día para otro.
Cuando vayas a servirla es el momento de hacer la decoración. Imprime y recorta la plantilla de una Cruz de Santiago, mejor si es en papel grueso o cartulina, y pégale encima alguna estructura para que después puedas cogerla y retirarla hacia arriba con facilidad.
Pon la plantilla en el centro de la tarta, echa en un colador azúcar glas y ve dándole golpecitos para que caiga y vaya cubriéndola por completo. Eso si, por mi experiencia te recomiendo que la capa de azúcar sea fina para que el dibujo quede mejor.
Cuando ya tengas la superficie blanca retira con cuidado y hacia arriba la plantilla y ya la tienes lista.
Tiempo: 1 hora y reposo hasta que se enfríe
Dificultad: fácil
Sirve y degusta:
Siempre que preparo esta tarta me da una pena enorme ir partiéndola en porciones de forma que se va rompiendo la cruz porque queda fenomenal. Si te sobra puedes mantenerla en la nevera 3-4 días sin problemas, aunque suele volar enseguida.
Su decoración tan particular unida a ese sabor tan rico de las almendras horneadas junto con el aroma del limón y la canela y una textura grumosa hacen de esta tarta de un postre de auténtico… ¡escándalo!
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