Astérix cumple este 2019 (en octubre) 60 añazos y sería poco riguroso no hablar de él en un blog dedicado a la ficción histórica. Así que, vaya por delante, felicidades y gracias, viejo amigo.
Sí, ya sé que a algún estiradillo le molestará que permita la entrada al célebre galo y sus compañeros en ese amplio club que forma la ficción histórica. Como también les incomodará que lo hagamos con el cine, otros cómics, el manga o los videojuegos. Pero sí, lo hago y, además, les doy las gracias. Porque aunque su objetivo no fuera el rigor, sí que tienen y han tenido una importante función didáctica: porque crean vínculos emocionales, descubren a la gente que la historia y el pasado son interesantes, marcan los paralelismos con el tiempo del lector y crean empatía,…
Así que Astérix, cuando estás apagando las sesenta velas de tu gran tarta de cumpleaños (ya sé que corresponde más a su fiel Obélix, pero me lo imagino con un jabalí en vez de una tarta), porque se cumplen 60 años de tu primera aparición en la revista Pilote, creado por tus geniales papás Goscinny y Uderzo, te digo gracias porque yo fui uno de esos niños que descubrí a los galos y a los romanos en tus páginas, mucho antes de que lo hiciera por el cine, por la novela o el colegio. Porque con la diversión que me ofrecías, con tus risas y entrañables personajes, viajé a la Antigüedad y mi interés por ella perduró hasta hoy.
En este año de efeméride (con nueva película estrenada, con ediciones de lujo recién llegadas de Astérix, el galo y Astérix en Hispania, que cumple 50, y una nueva aventura la número 38 que aparecerá en octubre de la mano de Ferri y Conrad) vamos a tener Astérix hasta en la sopa y bienvenido sea. Él y todos sus amigos de esa aldea irreductible. ¡Por Tutatis!