Tiene la bata de cola preparada para volver a los escenarios. Es su mayor interés ahora que la situación familiar parece encarrilada, menos compleja. Isabel Pantoja tiene sobre la mesa varias ofertas para retomar la gira de conciertos (nacional e internacional) que suspendió a principios de año por problemáticas de diversa índole. Si bien es real que su reaparición estaba programada para después del verano –tal y como ella contó–, la delicada salud de su madre impidió que pudiera aceptar los conciertos que se le plantearon entonces.
Tampoco estaba de acuerdo con las condiciones económicas impuestas por los promotores, por lo que Pantoja decidió no dar un paso en falso y esperar a que las propuestas fueran acordes a sus pretensiones. No son ciertas las afirmaciones que señalan que nadie quiere contratarla, que su voz está apagada o que ya no brilla como antes. Su discográfica, Universal Music, negocia en estas semanas las próximas actuaciones y, aunque no hay fecha oficial, me insisten en que su rentrée será incluso antes de lo que los maledicentes pregonan.
Pero no solo España lleva el nombre de Isabel, pues la cantante tiene ofertas para desembarcar al otro lado del mundo. Le han tentado para irse a Rusia y China y no solo para hacer espectáculos musicales –en 2006 y 2014 arrolló con sus aplaudidas actuaciones en Moscú– sino también para asuntos publicitarios. Aunque de momento parece que todo son futuribles escritos sobre papel mojado, Isabel no se niega a estudiar ninguna proposición. En contra de lo que muchos consideran, su perfil internacional es reclamado y valorado.
Y no solo en Sudamérica, donde es considerada una diva, sino también en otros países de habla no hispana. Muestra del interés que genera allende nuestras fronteras fue el acto de Sesderma en Valencia, organizado por la intrépida Cristina Tàrrega, que reunió a pesos pesados del comercio colombiano y mexicano, rendidos ante la última voz consagrada dela tonadilla.
Pepe Navarro y su familia, contra Ivonne Reyes Ivonne Reyes anuncia que va a demandar a la hija de Pepe Navarro y a Eva Zaldívar, después de que ambas se unieran para intentar reabrir el caso de la paternidad del presentador. Un giro de guion anunciado hace meses y que nadie cree que llegue a buen puerto. No hay fundamentos suficientes para engrasar una batalla legal en contra de quien se ve afectada en una condena judicial. Pepe Navarro no da crédito a los recientes movimientos de Ivonne. Sospecha que esta última artimaña no deja de ser una forma de volver a la primera línea mediática y poder hacer varias entrevistas remuneradas: «Está todo bien», dice a 20minutos.es con contundencia.
Sabe que la de la venezolana es una guerra que tendrá que combatir hasta exhalar por última vez. Y no solo en los juzgados, sino también en la plaza pública. Un lugar que, confiesa en privado, parece su verdadera motivación. No resulta descabellado su malpensar, sobretodo porque Ivonne ha podido ganar más de 500.000 euros desde que decidió explotar la burbuja de la misteriosa paternidad. Aunque la negativa va por dentro, la implicación de Pepe con el hijo de la venezolana es incuestionable. No solo en lo afectivo –los hijos del presentador mantienen contacto con Alejandro– sino también en lo económico. Ha sido riguroso en los pagos acordados por el juez y nunca ha puesto inconveniente en acompañarle a hacerse juntos la prueba biológica de ADN. Es curioso que nunca haya aceptado.