Tienen las gente de Cádiz una forma tan peculiar de utilizar el castellano, tan singular y propia, tan ingeniosa y chispeante, que algunos de sus dichos populares, han trascendido a sus fronteras, adoptándose en el uso del lenguaje cotidiano de toda nuestra geografía.
Sin embargo, la forma descriptiva de sus expresiones populares, pocas veces exentas de humor o ironía, resultan de una didáctica y un valor gráfico, difícilmente comparables. La adaptación de las palabras a la forma que tienen de entender la vida, les confiere una identidad única, que es centro de estudio y admiración por los estudiosos del Lenguaje.
Pedro Payan Sotomayor, gaditano del barrio de la Viña, Doctor en Filología y profesor titular de la Universidad de Cádiz, dice de sus paisanos que celebran en su forma de expresarse, la mezcla de lo nuevo y lo viejo, así como los posos culturales de tres continentes, dotándolo de pinceladas «marineristas». Esto se debe seguramente, a su casi insularidad. Afirma que sienten cierto complejo de inferioridad a la hora de ubicarse como castellanos parlantes.Vigilante, «al-liquindoi»
De estas adaptaciones podríamos poner muchos ejemplos, pero nos bastará con uno de los más utilizados: estar «al-liquindoi». Viene a significar algo así como estar en guardia, permanecer atento. Su origen parece estar en la expresión anglosajona «looking down» y «looking doing» (vigilar, mirar), adoptada durante el periodo de construcción de la base norteamericana de Rota, en el Puerto de Santa María.
Durante esas fechas, el Departamento de Defensa norteamericano contrató a una empresa de vigilancia para que cuidara de que no les sustrajeran materiales. El aviso para anunciar la presencia de los guardianes era «¡Que viene el looking doing»!
Otra exclamación acuñada en Cádiz es «Viva la Pepa». Empezó a utilizarse cuando se prohibió el grito de «¡Viva la Constitución!» de 1712. Fue proclamada el 19 de Marzo, Día de San José, y fue conocida popularmente con el nombre de «La Pepa».
Sin duda, una de las frases más usadas en castellano para indicar despiste, la imposibilidad de recuperar algo o la «desaparición» pícara y truculenta de una cosa es la de «Estás más perdido que el barco del arroz». Dicho con mayor propiedad: «Está má perdío que´l barco l´arró»
«MAS PERDIDO QUE EL BARCO DEL ARROZ»
En la posguerra de la dictadura franquista que siguió a la Guerra Civil española, se produjo un periodo de hambruna en la población. Es entonces cuando surge, de manera imprecisa, la leyenda de un mítico barco cargado de alimentos ( de arroz, o de arroz y carne) que tenía que arribar a las costas gaditanas, pero que nunca llegó.
Existe cierta confusión a la hora de fijar el origen de la frase. Todas las narraciones coinciden, no obstante, en que el acontecimiento que sirvió de referencia, se produjo durante los primeros tiempos de la dictadura franquista. Para la hambruna de la posguerra, una pérdida de alimento como eLa confraternización entre el régimen de Franco y el argentino fue tanta, que en los «mentideros» se hablo de los celos de Carmen Polo por Eva Perón.sa -si es que realmente tuvo lugar-, debió resultar ciertamente traumática, lo que contribuiría a fijar el hecho en la memoria colectiva de los gaditanos.
La mayoría de las versiones hablan de un barco denominado «Alcatraz» que se hundió frente a las costas de Cádiz durante los años cincuenta del pasado siglo. Su cargamento era de arroz, lo que hizo que al mojarse, este se hinchara, resultando dicha mercancía absolutamente irrecuperable.
·Otros informan que el famoso barco, cargado de carne y arroz, procedía de Argentina. Sería un regalo hecho por Eva Perón a Franco, para paliar la escasez de alimentos surgidos durante la Guerra Civil española. Su hundimiento tuvo lugar frente a las costas de Chipiona y Sanlucar de Barrmeda, las chirigotas de los carnavales en ese año popularizaron el suceso.
Una versión parecida dice que el polémico buque venía de Estados Unidos con el fin a ayudar al pueblo español, pero que su cargamento pasó a manos de especuladores y estraperlistas.
Se cuenta igualmente que el aparato de propaganda franquista, para calmar la inquietud de la población gaditana azotada por el hambre, aseguró la llegada de un barco cargado de arroz, destinado a distribuirse entre los más necesitados. Como este no llegaba, la explicación que se dio fue que se había hundido, sin que nada se pudiera hacer por rescatar el cargamento.
La censura se encargó de que nunca más se hablar de él.
Otros relatos, posiblemente más apartados de la que pudiera ser su verdadera historia, hablan del naufragio de un navío chino cargado de arroz que se hundió en Sanlúcar, al quedar varado en el Bajo del Picacho, o de un barco de vela sorprendido por una tormenta de verano, que al tener la escotilla de la bodega abierta, anegó sus fondos de agua, hinchando el arroz y produciendo un sobrepeso que llevó el barco a pique.
Si realmente nunca existió ese barco, si el origen de la frase surgió desde el inconsciente colectivo, dando lugar a lo que hoy se llamaría una leyenda urbana, la expresión sirve para describir la situación psicológica que se vivían en aquel momento. Todavía, en la actualidad, tiene un contenido lleno de sentido y válido para expresar gráficamente, unas ideas sutiles, fruto y resultado del carácter sarcástico y elegante de las gente que pueblan la Gades milenaria.