El Real Madrid, dominador de las tres últimas ediciones de Champions League, inició un nuevo camino a la historia con una exhibición de fuerza en su mejor encuentro con Julen Lopetegui, con un fútbol coral que atropelló a un semifinalista de la pasada edición, el Roma, tumbado por Isco, Bale y Mariano (3-0).
El arranque del rey de Europa no decepcionó. Una nueva era sin Cristiano Ronaldo nació en un Santiago Bernabéu donde la Liga de Campeones siempre tiene un sabor especial. Mientras el portugués se marchaba expulsado entre lágrimas de Mestalla, en su antigua casa sus excompañeros daban espectáculo con un juego coral y solidario, un bloque unido en el que brillan muchos y demuestran que el Real Madrid no ha perdido potencial.
Su primer examen no era sencillo. Un semifinalista de la pasada edición como el Roma, aunque inmerso en un mar de dudas. Con un estilo por definir y sin confianza. Añorando las figuras de Nainggolan y Strootman en su centro del campo, donde tampoco ayudó la baja de Pastore. Le quemó el balón y no encontró salida nunca a la presión madridista. Modric adelantó unos metros y al unísono se movieron las líneas para recuperar balón en terreno contrario y generar peligro continuo.
Hasta dieciséis remates madridistas precedieron al primer gol. Cuando Robin Olsen se erigía como el héroe de la noche y clavado sobre el césped, seguía con la mirada el toque de magia de Isco de falta. Suave para caer muerto a la red tras superar la barrera y hacer justicia en el último suspiro del primer acto.
Lopetegui devolvió la portería a Keylor Navas y el debate se incendió por su firmeza. El castigo a un portero que este año no ha fallado habría sido excesivo en caso de quedarse solo con la Copa del Rey tras ceder el testigo a Courtois en Liga. Campeón de las tres últimas Champions disfrutó de una gran noche, la primera en la que Marco Asensio comenzó en el banquillo. No entran todos e Isco tras dos suplencias consecutivas, llamaba a la puerta.
Un Real Madrid comprometido, unido en el esfuerzo, trabajado tácticamente con retoque de Julen para dar al fin libertad a Isco, dejándole disfrutar por el centro, a costa de renunciar a su tridente.
Jugar con dos arriba dio mayor libertad a Modric para inventar, dejó solo a Isco en un mano a mano que salvó con manopla abajo Olsen, a Kroos para probar suerte con continuos disparos desde la frontal y Bale tuvo espacios para correr y soltar disparos peligrosos. Ramos se sumaba siempre peligroso en sus remates a balón parado. Los laterales Marcelo y Carvajal acariciando el gol. El recital de ocasiones llegaba por todos los flancos.
Se mantuvo en pie lo que pudo el conjunto italiano, que cuando llegó a área rival se topó con Keylor. Nzonzi era el primero en probar la seguridad de un portero que no bajará los brazos. Arrancaba el segundo acto con un paradón a zurdazo de Under cuando el Roma adelantó metros y comprobó los registros que maneja el nuevo Real Madrid.
Tan cómodo con el balón como al contragolpe, la sentencia llegó con espacios que devora Bale en una acción que lo define a la perfección. Había perdona la primera contra, el travesaño evitaba su tanto en otra ocasión y a la tercera, tras mostrar su velocidad punta, definió pegado al poste imparable para Olsen.
Comunión con la grada
El madridismo se divirtió tanto como sus jugadores sin que un solo espectador se acordase del rey destronado. Pedía el Balón de Oro desde la grada para Modric, despedía en pie a Benzema y Bale, de silbados hace meses a admirados, se asombraba ante gestos de Isco y Asensio y recibía con honores a Mariano en su estreno.
Mientras, Keylor seguía a lo suyo con tres paradas más que frenaban cualquier atisbo de reacción italiana y Olsen se lucía ante Kroos y evitando el tanto de la noche. Asensio dejaba una ruleta en área chica y tocaba con delicadeza el balón buscando el broche que puso Mariano mostrando su hambre de éxito, con rosca a la escuadra, en una noche de esperanza renovada para el campeón.